Eran las 8:40 de la mañana. Los distintos contingentes se esperaban en puntos de la Av. Costera cercanos al Parque de la Reina. El impresionante operativo vial municipal pronosticaba una movilización importante, habida cuenta de que había torres de sonorización en el estrado -frente al zócalo-, frente al banco BBVA -a 100 metros de este-, frente al edificio Oviedo -otros cien metros adelante- y pasando Sanborn’s -150 metros mas allá!-. Este montaje predecía que la multitud llenaría los ocho carriles, camellón y amplias aceras de la Costera por al menos 400 ó 500 metros. Ello sería, siendo conservadores, unas 20 mil almas. Evidentemente un evento ambicioso en su concepción.
Previendo esto, estacioné el auto a un costado de lo que por muchos años fue la Comercial Mexicana Centro, al menos a 300 metros de la zona de arranque de los contingentes. Habrá decenas de camiones, y miles de personas organizándose para la marcha, pensé.
Y la primer sorpresa llegó: seis o siete grupos de 80, 150 personas manchoneaban aquí y alla la calle, y con poca ‘marca’ (normalmente los líderes hacen notar sus contingentes con distintivos notorios: banderines, globos del mismo color, camisetas o gorras los mas pudientes, y oprobiosas lonas dejando claro la provenencia de los movilizados).
No había demasiado ni de uno ni de lo otro. Caminé sin mayor problema por la acera, buscando identificar los grupos. La maestra Flora, Oswaldo, Edilberto, Sotelo; los esperables, sin embargo ahí me llevé la segunda sorpresa. Aparentemente había un gran ausente en los contingentes: el de Luis Walton, quien se ostenta -sin serlo oficialmente- como el coordinador del movimiento pro Marcelo en el estado. Vi a sus operadores principales -Tapia y alguno mas-, pero del empresario, ni sus luces. ‘Va a llegar alla, o su contingente lo va a esperar en el propio Zócalo’ me dije, sin embargo me pareció al menos curioso, pues el evento estaba planteado como una marcha, por lo que la foto en la descubierta de tal movilización era simbólicamente muy importante.
Alguien me mostró un Facebook Live que mostraba al canciller en el restaurante cercano 100% Natural. Al parecer ello no estaba en los planes, y los grupos comenzaron a romper filas y avanzar hacia tal restaurante.
Esperablemente, en menos de lo que se los cuento el exterior de tal local se abarrotó de gente coreando Maar-cee-loo!! mientras los líderes intentaban ingresar al pequeño recinto. Esa fue la tercer sorpresa, en este caso proveniente del equipo de logística del funcionario: ¿en la cabeza de quién, ante una masa evidente y esperablemente fanatizada, quienes esperan ver, tocar, marchar junto a un político, lo metes en un restaurancito de doce mesas, con una única puerta no mayor que la de cualquier casa habitación?! Los que parecían -por la actitud, que no por algún distintivo- parte de su equipo de coordinación, se vieron perdidos entre una vorágine de gente, mientras se gritaban órdenes y contra órdenes, cada una más contradictoria que la anterior.
Marcelo ante la evidente desorganización de su equipo, optó por salir a la puerta del negocito, encontrándose de repente ante una multitud que deseaba verlo, pero que desconocía el plan o la escaleta del evento. Al menos 15 minutos se encontró atrapado sin avanzar más de tres metros, entre las desiciones de su equipo (con dislates tan peligrosos como hacerlo marchar en sentido contrario del flujo lógico para llegar al Zócalo, al parecer sólo porque no sabían hacia donde quedaba!), hasta que la propia gente reorientó al aspirante en el sentido correcto.
Un diamante de seguridad permeado por todos lados, sin control de quién estaba cerca del principal, evidentemente sin ningún enlace local o anfitrión, y sin un programa, corquis ni tabla de tiempos establecida, ocasionaron que la marcha sucediera erráticamente, con bandazos y detenciones larguísimas por los ciudadanos que querían hablar o fotografiarse con el funcionario y no por algún equipo de coordinación. ¿Quien estaba a cargo de tal supuesto equipo? oficialmente, la licenciada Luz María, quien estaba mas ocupada en placear a una senadora que la acompañaba y aparecer en la descubierta de la marcha, que por coordinar absolutamente nada.
Y la cuarta sorpresa se reveló cuando alguien le alcanzó un teléfono al canciller (Sí! directamente a él!) solo para ser informado POR LA PROPIA presidente municipal, que lo esperaba en la esquina de Vía Rápida y Costera para marchar con él (casi un kilómetro atrás!!). ¿No había alguien de logística a quién decirle eso, en lugar de AL CANCILLER DIRECTAMENTE Y SOBRE LA MARCHA?! Nuevamente, ¿Donde estaba su equipo de logística?
Cualquiera podría predecir qué DEBERÍA HABER SUCEDEDIDO ante tal escenario: que el canciller aminorara o detuviera la marcha, y que el contingente de Abelina le alcanzara (en ese momento ya a la altura del Parque de la Reina, DONDE ESTABA PLANTEADO ORIGINALMENTE EL ARRANQUE DE LA MARCHA, ojo). Pero, en esta realidad bizarra, sucedió lo impensable: antinaturalmente, el funcionario federal fue informado por su equipo de que él debía ir hacia la funcionaria municipal (??!!) y no al revés!. No contentos con esa torpe decisión, al parecer nadie había pensado CÓMO llegaría a tal punto; Luz María le señaló una pick up roja. Al abrir la puerta, algunos vimos dos cosas: un arma larga y un hombre al volante gritando “No! en esta no!”. Evidentemente era un vehículo de escolta de algún nivel de gobierno, no informado de nada.
En esa vertiginosa comedia de equivocaciones, vi una camioneta de transporte ligero maniobrando para darse la vuelta entre la multitud. Nadie sabía de quién era el vehículo, ningún coordinador tenía idea de quién conducía o coordinaba la camionetita, pero ya estaban haciendo valla para subirlo! Alguna voz sensata gritó “¡En esa no lo suban!, no sabemos de quién es!!”. Hasta entonces escuché a Luz María cambiar repentinamente de oración; de “¡en esa camioneta!” a “No! no! en esa no!!”.
Tras algunos minutos de total desconcierto, llegó la Suburban oficial; el canciller abordó y -contra toda lógica política- se tuvo que mover hacia la funcionaria local.
Mientras tanto, alrededor del estrado había algunos grupos, sin embargo ni por asomo llegaban siquiera a la primer torre de sonido, cien metros mas allá.
El canciller y el séquito de la alcaldesa llegaron eventualmente, subiendo al estrado en medio de un muy mal organizado filtro de acceso. Gente que no tenía nada que hacer en el estrado subió, y personajes de la izquierda histórica de Guerrero como Eloy Cisneros u otros fueron dejados entre la multitud. A estas alturas, había dejado de contar las sorpresas. Y, dado que el equipo de filtro se estaba viendo evidentemente rebasado, tuvieron la inconcebible, desquiciada idea de QUITAR LAS ESCALERAS DE ACCESO al estrado (de 1.5 metros de altura!), para de plano evitar que subiera más gente…
No se necesita ser experto en protección civil para darse cuenta del peligro potencial de aislar a 100 personas en una plataforma sin medios para bajar, en la zona mas activa sísmicamente del país…
Para entonces, recordé las ausencias. Sorprendentemente, Luis Walton jamás apareció. No lo se, pero si me apuran a predecir, diría que la falta tuvo todo que ver con la flamante y sorpresiva designación como coordinador estatal del movimiento a un jovencito defeño… sobrino de Luz María.
Los oradores hicieron lo que se hace en estos eventos: un aparente concurso de reiteraciones de lo mismo, dicho con otras palabras. Tocó el turno de Abelina. Leyó de principio a fin un discurso sin mucha carne, plagado de lugares comunes y loas al gobierno federal. Ninguna sorpresa aquí.
Hasta que tocó el turno a Marcelo.
Sin hablar mas de tres minutos de los derechos de las mujeres (pretexto oficial de todo el evento!), repasó sus ‘all time greatest hits’, citando el desafuero del 2004, el fraude del 2006, la elección del 2012, su intervención en el Nafta, su operación en las vacunas y hasta la solución del cancer proveniente de la India, anunciando que llegará a México en diciembre (¿?).
Sin embargo, lo verdaderamente reseñable, la verdadera nota de todo el evento, fue lo que en al menos tres momentos dejó deslizar entre líneas. Las palabras exactas fueron -en los tres casos-: “He sido leal; he estado y estoy con Andrés Manuel HASTA HOY.”
¿ “Hasta hoy” ? Qué quiso decir el canciller? es sólo una desafortunada elección de sintaxis o fue Freud traicionándolo? En su cálculo electoral, sabe lo tozudo del presidente, quien sostendrá a Sheinbaum como la tapada del sexenio, y por lo tanto Marcelo va cantando la caducidad de su pertenencia a la familia feliz del régimen?
Más alla de conspiranoias o sobre lecturas, el orador principal nunca logró calentar al respetable; aunque tuvo el documento en la mano todo el tiempo, nunca mencionó uno sólo de los resolutivos que le fueron entregados tras los Diálogos por el Futuro que se han venido organizando en las siete regiones. Ni un sólo dato sobre Guerrero. Ningún proyecto al menos esbozado para estas tierras.
Terminó su discurso con un anticlimático “Viva México!” poco entusiasta y menos arengante.
La publicidad oficial (obviamente) habla de diez mil asistentes. La realidad es que no pasaron de tres mil.
El equipo de coordinación quedó a deber.
El equipo local quedó a deber.
El canciller quedó a deber.
Acapulco le quedó a deber gente al evento.
Pero sorpresas, hubo.


